Elías y Malaquías

Libro "La Biblia Aclarada", Cap. 2, Tomo 1

Narración: Hno. Mauricio Genolet

Respecto a la unción de Elías que algunas personas han venido a preguntar, cómo y en qué forma fue ungido, yo les digo que fue de una forma maravillosa y directamente del cielo.

Hablo verdad de Dios, no tengo por qué mentir, y por otra parte sabemos que los mentirosos no son de Dios.

Ya que estoy citando a Elías, respecto a esa profecía conviene hablar.

Conviene no quitarle ningún valor a lo que está escrito, porque si no, es desmerecer la gloria y sustancia de la profecía.

Malaquías, capítulo 4, dice:

Porque he aquí, viene el día ardiente como un horno; y todos los soberbios, y todos los que hacen maldad, serán estopa; y aquel día que vendrá los abrasará, ha dicho Jehová de los Ejecitos, el cual no les dejará ni raíz ni rama.

Mas a vosotros, los que teméis mi nombre, nacerá el Sol de Justicia, y en sus alas traerá salud; y saldréis y saltaréis como becerro de la manada.

Y hollaréis a los malos, los cuales serán ceniza bajo la planta de vuestros pies, en el día que yo hago, ha dicho Jehová de los Ejércitos. 

Acordaos de la ley de Moisés, mi siervo, al cual encargué en Horeb, ordenanzas y leyes para todo Israel.

He aquí yo os envió a Elías el profeta, antes que venga el Día de Jehová, grande y terrible.

Él convertirá el corazón de los padres a los hijos, y el corazón de los hijos a los padres; no sea que yo venga, y con destrucción hiera la tierra.

Entrando de lleno en la parte que nombra a Elías, o sea del vr. 5, que dice:

He aquí yo os envió a Elías el profeta, antes que venga el Día de Jehová, grande y terrible.

Sabemos que esta profecía, fue divinalmente inspirada por el Espíritu Santo, como todas las profecías bíblicas.

Aunque Malaquías era llamado de los profetas menores, sus profecías son gloriosas y triunfales, por su doble sentido.

Doble sentido, porque exactamente, habiendo profetizado de Nuestro Señor Jesucristo, también profetizó de su mensajero, como está escrito en su libro, capítulo 3, vr. 1, que dice:

He aquí yo envío mi mensajero, el cual preparará el camino delante de mí: y luego vendrá a su templo el Señor, a quien vosotros buscáis, y el ángel del pacto, a quien deseáis vosotros.”

He aquí viene”, ha dicho Jehová de los Ejércitos.

El doble sentido de esta profecía no es precisamente porque habla de Cristo y su mensajero, sino que Malaquías anunció las dos venidas del Hijo de Dios.

Allí está el doble sentido de la profecía.

La primera venida de Cristo se cumplió, cosa que nadie ignoramos.

Pero esa primera venida del Hijo del Dios, fue confusión para la casa de Israel, porque precisamente, ellos, los Judíos, esperaban como leían y leemos ahora nosotros, esta profecía, esperaban ellos al Mesías con poder y gloria como lo describe Malaquías, porque, les aclaro, que el Mesías y Cristo es el mismo, pero esto, más adelante lo aclararemos con mayores detalles.

Pero ¿qué sucedió? que, en vez de venir con majestad y gloria, como de Hijo de Dios, o de Mesías, vino como hombre, humildemente, para enseñar a los hombres, y para que se cumpliese el dicho del profeta Isaías, capítulo 53, del vr. 1 al 5, que dice:

¿Quién ha creído a nuestro anuncio?

¿Y sobre quién se ha manifestado el brazo de Jehová?

Y subirá cual renuevo delante de él, y como raíz de tierra seca: no hay parecer en él ni hermosura: verlo hemos, mas sin atractivo para que le deseemos.

Despreciado y desechado entre los hombres, varón de dolores, experimentado en quebranto; y como que escondimos de Él el rostro, fue menospreciado, y no lo estimamos. Ciertamente llevó Él nuestras enfermedades, y sufrió nuestros dolores; y nosotros le tuvimos por azotado, por herido de Dios, y abatido.

Mas él, herido fue por nuestras rebeliones, molido por nuestros pecados; el castigo de nuestra paz sobre él, y por su llaga fuimos nosotros curados.

Entonces, ¿qué diremos? ¿Erró Malaquías?

No, de ninguna manera, sino que allí está el doble sentido de la profecía, que también lo confirma el Señor en el Evangelio según S. Mateo, capítulo 11, vrs. del 16 al 19, que dice:

Mas, ¿a quién compararé esta generación?

Es semejante a los muchachos que se sientan en las plazas, y dan voces a sus compañeros, y dicen: Os tañimos flauta, y no bailasteis, os endechamos y no lamentasteis. Porque vino Juan, que no comía ni bebía, y dicen: demonio tiene. Vino el Hijo del Hombre, que come y bebe, y dicen: He aquí un hombre comilón y bebedor de vino, amigo de publicanos y pecadores.

Mas la sabiduría es justificada por sus hijos.

Esa fue, por lo tanto, la confusión que era necesario que aconteciera, que, como lo dice S. Pablo, respecto a la casa de Israel, en los Romanos, capítulo 11, vr. 11, que dice:

Digo pues: ¿Han tropezado para que cayesen?

En ninguna manera, mas por el tropiezo de ellos vino la salud a los Gentiles, para que fuesen provocados a celos.

Por lo tanto, volviendo a la profecía de Malaquías, vemos el doble valor de esa profecía.

Al hablar Nuestro Señor Jesucristo, de Juan el Bautista, en S. Mateo, capítulo 11, vr. 14 dice:

Y si queréis recibir, él es aquel Elías que había de venir.

Perfectamente, quiere decir entonces, que, si el mismo Señor lo confirma a Juan el Bautista, como el Elías que dice Malaquías, a la vez se confirma él mismo, que él era el Sol de Justicia, que en sus alas traía salud. Con esto, queda aclarada y confirmada la primera fase de la profecía de Malaquías.

Porque Juan dice de Cristo:

He aquí el cordero de Dios, que quita el pecado del mundo.” (S. Juan, capítulo 1, vr. 29).

Porque lo que dice al principio del capítulo 4, hasta ahora no se ha cumplido, que dice:

Porque he aquí viene el día ardiente como un horno; y todos los soberbios, y todos los que hacen maldad, serán estopa; y aquel día que vendrá los abrasará, ha dicho Jehová de los Ejércitos, el cual no les dejará ni raíz ni rama.”

Así que repito, el día ardiente como un horno aún no ha llegado, pero ya está muy próximo.

Y esto me hace acordar de la palabra de S. Pedro en su Segunda Epístola Universal, capítulo 1, vr. 19, que dice: “Tenemos también la palabra profética más permanente, a la cual hacéis bien de estar atentos como a una antorcha que alumbra en lugar oscuro, hasta que el día esclarezca, y el lucero de la mañana salga en vuestros corazones.

Así que todos los Cristianos debemos de esperar ese glorioso día, que aparezca el Sol de Justicia.

Ahora tenemos la palabra de Jesús según S. Mateo, capítulo 24, vrs. 35 y 36, que dice:

El cielo y la tierra pasarán, más mis palabras no pasarán.

Empero, el día y hora, nadie sabe, ni aun los ángeles de los cielos, sino mi padre solo.

Quiere decir entonces que es necesario velar, estar apercibidos, como lo dice el Señor en el mismo capítulo que terminamos de citar: “Porque el Hijo del Hombre ha de venir a la hora que no pensáis.

¿Quién pues es el siervo fiel y prudente, al cual puso su Señor sobre su familia, para que les dé alimento a tiempo?

Esta misma pregunta de Jesús, la hago yo, ahora al mundo: ¿Cuál es el siervo fiel y prudente?

¿Quién tiene la confirmación de la Santa Biblia, de estar puesto como mensajero, y dar el alimento espiritual a tiempo?

Estas palabras de Nuestro Señor Jesucristo nos llevan otra vez a la profecía de Malaquías, quiere decir que si Malaquías habló en su profecía, de la primera y segunda venida de Cristo, así también Malaquías y Cristo, como lo terminamos de citar, confirman a Elías como mensajero en la primera venida del Hijo de Dios, en Juan el Bautista, que vino con el Espíritu y virtud de Elías. (S. Lucas, capítulo 1, vr. 17).

Así también ahora, para la segunda y última venida del Hijo de Dios, está preparado otra vez Elías, según Malaquías, capítulo 4, vr. 5, que dice:

Yo os envío a Elías el profeta, antes que venga el día de Jehová, grande y terrible.”

Algunas personas han querido decir que el Elías que dice Malaquías, es Cristo, pero se ve bien claro que esas interpretaciones son equivocadas.

Porque dice Elías el profeta, no dice Elías el Señor, o Elías el Sol de Justicia.

Las mismas referencias de la Biblia, lo presentan a Elías como mensajero, y luego vendrá a su templo el Señor, a quien vosotros buscáis.

Otras personas dicen que Malaquías hablaba de Juan el Bautista, perfectamente, también lo hemos citado nosotros, en la parte que Cristo lo confirma así, porque eso está claro, y las mismas referencias de la Biblia lo llevan a ese pasaje.

Y claro está, porque Cristo lo dice terminantemente: “Y si queréis recibir, Él es aquel Elías que había de venir.

Por eso, repito otra vez, en su primera fase de la profecía, Cristo y Juan el Bautista.

Pero, insistiendo con Malaquías, capítulo 4, vemos bien claro que el profeta habla del fin, y se presenta más clara la profecía: habla del juicio final, creo que no precisa repetir los mismos versículos, los invito a leer la Biblia, a meditar, a escudriñar, entones verán que si esta gloriosa profecía se cumplió en su primera fase, con Cristo y su Mensajero, ¿por qué no se cumplirá ahora?

Puede venir el Rey de Gloria con tanta confusión que hay en la tierra, que ya no se trata solamente de guerras y rumores de guerras, como dice el Señor, en el Sermón profético, y habrá pestilencias y hambre, y terremotos por los lugares.

Y todas estas cosas, principio de dolores.

Repito, ¿puede venir el Rey de Gloria sin que haya un mensajero bíblico, que prepare, como está escrito, un pueblo apercibido?

¿Puede venir ahora, que no se trata de guerras y rumores de guerra, sino que ese tiempo ya pasó, y ahora se trata que las invenciones humanas, han llegado a tal poder, que ya varios sabios de la tierra anuncian que es posible que el mundo sea destruido a causa de dichas invenciones?

Entonces está acertado el profeta Malaquías, cuando dice: “Porque he aquí viene el día ardiente como un horno.

Y si vemos en esos dichos de los sabios terrenales, el posible cumplimiento de esta profecía final, por qué no vamos a aceptar también cuando dice:

¿He aquí yo os envío a Elías el profeta, antes que venga el día de Jehová, grande y terrible?

Las profecías no se pueden torcer, y está más cara la parte final de esta profecía, con Cristo y su último mensajero, que en su primera fase, porque, como les decía, todo el capítulo habla de un final, de una conclusión.

Ahora, la parte que cita en el vr. 4 que dice:

Acordaos de la Ley de Moisés mi siervo, al cual encargué en Horeb, ordenanzas y leyes para todo Israel.

El objeto del profeta, no es otro que el de recalcar, de parte de Dios, que como a Moisés dio ordenanzas y leyes para todo Israel, así también Dios ha dado leyes y ordenanzas, por el Espíritu Santo a Elías el profeta, para que pueda preparar un pueblo sabio y apercibido, para el Día del Señor, para que cuando Él viniere, nos encuentre haciendo su santa y divina voluntad.

Elías tiene la misión de convertir el corazón de los padres a los hijos, y el corazón de los hijos a los padres y concluye la profecía diciendo: “no sea que yo venga, y con destrucción, hiera la tierra.

Ahora yo les pregunto: ¿Cuáles son los padres, que dice el profeta Malaquías? ¿Cuáles son los hijos?

Yo les digo que el que tenga ese poder, demuestra que es el mensajero bíblico de Dios. Amén.

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