El Espíritu Santo

Libro "La Biblia Aclarada", Cap. 7, Tomo 1

Narración: Hno. Mauricio Genolet

Es muy importante la palabra de San Juan Apóstol, en su primera Epístola Universal, cap. 4, donde dice:

Amados, no creáis a todo espíritu, sino probad los espíritus, si son de Dios.”

Esto nos lleva enseguida a la palabra de Jesús, según San Mateo, cap. 7, vr. 6 hasta el 23, que dice:

Por sus frutos los conoceréis. ¿Júntanse uvas de los espinos o higos de los abrojos? Así, todo buen árbol lleva buenos frutos, mas el árbol maleado lleva malos frutos. No puede el buen árbol llevar malos frutos, ni el árbol maleado llevar frutos buenos.”

Todo árbol que no lleva buen fruto, córtase y échase en el fuego. Así que, por sus frutos los conoceréis.”

No todo el que me dice: Señor, Señor, entrará en el reino de los cielos; mas el que hiciere la voluntad de mi Padre que está en los cielos. Muchos me dirán en aquel día: Señor, Señor. ¿No profetizamos en tu nombre, y en tu nombre lanzamos demonios, y en tu nombre hicimos muchos milagros? Y entonces les protestaré: Nunca os conocí, apartaos de mí, obradores de maldad.” Por lo tanto, es conveniente atender la palabra de San Pablo a los Corintios, primera Epístola, cap. 14, donde dice:

Seguid la caridad, y procurad los dones espirituales, mas sobre todo que profeticéis. Porque el que habla en lengua no habla a los hombres, sino a Dios; porque nadie le entiende, aunque en espíritu hable misterios.”

Mas el que profetiza, habla á los hombres para edificación, y exhortación, y consolación.”

El que habla lengua extraña, a sí mismo se edifica; mas el que profetiza, edifica a la Iglesia.” Así que, de estas palabras de San Pablo, vemos bien claro, que hay dos formas de profetizar.

Profetizar con palabras que todos le entiendan y la otra forma, en leguas desconocidas, como dice el Apóstol en el vr. 19 del mismo capítulo citado, él prefiere hablar cinco palabras con el sentido de lo que dice, que diez mil palabras en lenguas desconocidas. Dice el Apóstol: “Hermanos, no seáis niños en el sentido, sino sed niños en la malicia: empero perfectos en el sentido.” Termina el Apóstol, diciendo: “¿Qué ha salido de vosotros la palabra de Dios? ¿O a vosotros solos ha llegado? Si alguno a su parecer, es profeta o espiritual, reconozca lo que os escribo, porque son mandamientos del Señor. Mas el que ignore, ignore. Así que, hermanos, procurad profetizar; y no impidáis el hablar en lenguas. Empero, hágase todo decentemente y con orden.” Es claro que este hablar, o esta explicación es para los que conocen la guía del Espíritu Santo, que están profundizados, con todo sentido, de lo que fue el día de Pentecostés. Porque una cosa es leerlo y repetirlo, y otra cosa es haber gustado de ese mismo momento; quiero decir, sentir uno mismo la misma satisfacción que sintieron los santos Apóstoles, en carnes propias.

Entonces sí, puede decir que ha recibido, como está escrito a los Efesios, cap. 1, vrs. 13 y 14, que dicen: “En el cual esperasteis, también vosotros, en oyendo la palabra de verdad, el Evangelio de vuestra salud: en el cual también, desde que creísteis, fuisteis sellados con el Espíritu Santo de la promesa. Que es las arras de nuestra herencia, para la redención de la posesión adquirida para alabanza de su Gloria.”

Ahora, el Espíritu Santo, o sea el Consolador, como dice en los Evangelios, no se recibe al bautizarse, salvo algunas excepciones, que en el momento del bautismo Dios lo disponga así. Leyendo en los Hechos, cap. 10, vr. 44 hasta terminar, encontramos escrito: “Estando aun hablando Pedro estas palabras, el Espíritu Santo cayó sobre todos los que oían el sermón. Y se espantaron los fieles, que eran de la circuncisión, que habían venido con Pedro, de que también sobre los Gentiles, se derramase el don del Espíritu Santo. Porque los oían que hablaban en lengua, y que magnificaban a Dios. Entonces respondió Pedro: “¿Puede alguno impedir el agua para que no sean bautizados estos que han recibido el Espíritu Santo, también como nosotros? Y les mandó bautizar en el nombre del Señor Jesús. Entonces le rogaron que se quedase por algunos días.

Con este pasaje bíblico, y con el de los Hechos, cap. 19, donde leemos así: “Y aconteció que entre tanto que Apolos estaba en Corintios, Pablo, andadas regiones superiores vino a Efeso, y hallando ciertos discípulos, díjoles: ¿Habéis recibido el Espíritu Santo después que creísteis? Y ellos le dijeron: Antes, ni aun hemos oído si hay Espíritu Santo. ¿En qué, pues, sois bautizados? Y ellos dijeron: En el bautismo de Juan. Y dijo Pablo: Juan bautizó con bautismo de arrepentimiento, diciendo al pueblo que creyesen en el que había de venir después de él, es a saber, en Jesús, el Cristo. Oído que hubieren esto, fueron bautizados en el nombre del Señor Jesús. Y habiéndoles impuesto Pablo las manos, vino sobre ellos el Espíritu Santo. Y hablaban en lenguas y profetizaban. Y eran en todos como unos doce hombres.” Con esta documentación bíblica, queda aclarado que el Espíritu Santo no fue solamente para los Apóstoles; porque terminamos de leer, que Pablo, hallando a ciertos discípulos, y en el pasaje anterior el Apóstol San Pedro en casa de Cornelio.

Así que está bien claro para entender, y todos los que tienen la Santa Biblia lo pueden leer y estudiar. El vr. 44 del cap. 10, dice: “Estando aun hablando Pedro estas palabras, el Espíritu Santo cayó sobre todos los que oían el sermón.” En el vr. 24, nos dice quiénes eran los que oían el sermón: “Y Cornelio los estaba esperando habiendo llamado a sus parientes y los amigos más familiares.” Otra cosa muy importante leemos en el vr. 45: “Y se espantaron los fieles que eran de la circuncisión que habían venido con Pedro, de que también sobre los Gentiles se derramase el don del Espíritu Santo.”

Los fieles de la circuncisión, no eran otros sino los Judíos convertidos a Cristo, así como lo fueron los doce Apóstoles, siendo todos ellos judíos, se convirtieron a Cristo, porque alcanzaron a comprender el misterio de la Obra de Dios. Porque nadie ignoramos que estas cosas se desarrollaron en tierra judía, y entre gente de la misma Nación. Quiera Dios dar gracia para que al fin se cumpla su santa palabra, donde dice (San Juan 10, vr. 16): “También tengo otras ovejas que no son de este redil, aquellas también me conviene traer y oirán mi voz; y habrá un rebaño y un Pastor.”

Quiere decir entonces que a Judíos y Gentiles convertidos a Cristo, Dios les mandaba la promesa, que no era otra cosa sino el Espíritu Santo. Por eso leemos en el vr. 10 hasta el 16: “Y aconteció que le vino una grande hambre, y quiso comer; pero mientras disponían, sobrevínole un éxtasis; y vio el cielo abierto, y que descendía un vaso, como un gran lienzo, que atado de los cuatro cabos era bajado a la tierra; en el cual había de todos los animales cuadrúpedos de la tierra, y reptiles, y aves del cielo.”

Y le vino una voz: Levántate, Pedro, mata y come. Entonces Pedro dijo: Señor, no; porque ninguna cosa común e inmunda he comido jamás. Y volvió la voz hacia él la segunda vez: lo que Dios limpió, no llames tú común.”

Y esto fue hecho por tres veces. Y el vaso fue recogido en el cielo.” Ahora, de este pasaje, vemos la explicación que da San Pedro en casa de Cornelio, vr. 28:

Y les dijo: Vosotros sabéis que es abominable a un varón judío juntarse o allegarse a extranjero; mas me ha mostrado Dios que a ningún hombre llame común e inmundo; por lo cual, llamado, he venido sin dudar.”

Así que pregunto: ¿Por qué causa me habéis hecho venir? Entonces Cornelio dijo: Cuatro días ha, que a esta hora yo estaba ayuno; y a la hora de nona, estando orando en mi casa, he aquí un varón se puso delante de mí en vestido resplandeciente, y dijo: Cornelio, tu oración es oída, y tus limosnas han venido en memoria en la presencia de Dios. Envía, pues a Joppe, y has venir a un Simón, que tiene por sobrenombre Pedro; éste posa en casa de Simón, curtidor, junto a la mar; el cual, venido, te hablará.”

Así que, luego envié a ti; y tú has hecho bien en venir. Ahora pues, todos nosotros estamos aquí, en la presencia de Dios, para oír todo lo que Dios te ha mandado.”

Entonces Pedro, abriendo su boca, dijo: Por verdad, hallo que Dios no hace acepción de personas; sino que de cualquier Nación que le teme y obra justicia, se agrada. Envió palabra Dios, a los hijos de Israel, anunciando la paz por Jesucristo; éste es el Señor de todos.”

Vosotros sabéis lo que fue divulgado por toda Judea; comenzando desde Galilea después del bautismo que Juan predicó. Cuanto a Jesús de Nazaret, cómo le ungió Dios de Espíritu Santo y de potencia, el cual anduvo haciendo bienes sanando a todos los oprimidos del diablo; porque Dios era con Él. Y nosotros somos testigos de todas las cosas que hizo en la tierra de Judea, y en Jerusalém; al cual mataron, colgándole en un madero. A éste, levantó Dios al tercer día, e hizo que apareciese manifiesto. No a todo el pueblo sino a los testigos que Dios antes había ordenado, es, a saber, a nosotros, que comimos y bebimos con él, después que resucitó de los muertos.”

Y nos mandó que predicásemos al Pueblo, y testificásemos que él es el que Dios ha puesto por juez de vivos y muertos. A éste, dan testimonio todos los profetas de que todos los que en él creyeren, recibirán perdón de pecados por su Nombre. Estando aun hablando Pedro estas palabras, el Espíritu Santo cayó sobre todos los que oían el sermón.” Así que insisto con este pasaje, en que recibieron el Espíritu Santo antes de ser bautizados, hablando en lenguas extrañas y magnificaban a Dios, como en el día de Pentecostés. Del mismo modo, con el cap. 19 de los Hechos donde aquellos discípulos le dijeron a San Pablo que ni aun habían oído si había Espíritu Santo.

Estas cosas no se pueden esconder, ni pasaron en el otro mundo, estas cosas pasaron en este mundo. Además, tenemos otro pasaje importante en los Hechos de los Apóstoles, capítulo 8, vr. 9, que dice: “Y había un hombre llamado Simón, el cual había sido antes mágico en aquella ciudad, y había engañado la gente de Samaria, diciéndose ser algún grande. Al cual oían todos atentamente desde el más pequeño hasta el más grande, diciendo: Este es la gran virtud de Dios. Y le estaban atentos, porque con sus artes mágicas los había embelesado mucho tiempo. Mas cuando creyeron a Felipe, que anunciaba el Evangelio del Reino de Dios, y el Nombre de Jesucristo, se bautizaban hombres y mujeres. El mismo Simón creyó también entonces, y bautizándose, se llegó a Felipe; y viendo los milagros y grandes maravillas que se hacían, estaba atónito. Y los apóstoles que estaban en Jerusalém, habiendo oído que Samaria había recibido la palabra de Dios, les enviaron a Pedro y Juan; los cuales venidos, oraron por ellos, para que recibiesen el Espíritu Santo. Porque aun no había descendido sobre ninguno de ellos, mas solamente eran bautizados en el nombre de Jesús.”

Entonces les impusieron las manos y recibieron el Espíritu Santo.”

Así, creo, queda documentado, primero: Que el Espíritu Santo no fue solamente para los Apóstoles. Segundo: Que es un don de Dios, aparte del bautismo. Tercero: Que dicha promesa se recibe hablando en lenguas extrañas, desconocidas para el que lo recibe, sean estas lenguas, humanas o angelicales. (Gloria a Dios).

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